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1
Da el ejemplo. Recuerda que eres el maestro. Es importante que seas como la figura del “superhéroe” a sus ojos. Recuerda que tus alumnos te admiran y por ese motivo tratarán de imitar tu manera de ser. Si eres descortés o maleducado, tendrán un modelo de comportamiento inapropiado. Es vital que los alumnos te vean con confianza como persona para que puedan seguir tu ejemplo y puedan sentirse cómodos confiando en ti. Los alumnos, de todas las edades, necesitan a alguien a quien puedan seguir, admirar y en quien puedan confiar.
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2
Deja las consecuencias bien definidas. Especifica las consecuencias cuando se rompan las reglas. Decide cuáles serán e impleméntelas coherentemente. Las consecuencias deberán seguir un procedimiento que comience con una indicación no verbal (por ejemplo, mirar al alumno), luego una indicación verbal (pedirle que deje de hablar), seguido de una advertencia verbal (si continúa así, habrá consecuencias) y por último, la implementación de dichas consecuencias. Estas dependerán de ti y del programa de la escuela. Muchas escuelas tienen sistemas de detención (los alumnos detestan las detenciones), en otras los alumnos tienen que escribir líneas o sentarse lejos de los demás.
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3
Sé compasivo. Los grandes educadores forjan relaciones fuertes con sus alumnos y les muestran que los consideran importantes como personas. Son cálidos, asequibles, entusiastas y bondadosos. Ten la disposición de quedarte después de las horas de clase para ayudar a los alumnos o para participar en los comités y actividades escolares, cosa que demostrará tu compromiso para con la escuela.
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4
Fija ciertas normas básicas. Deberás fijar de 3 a 5 normas que tus alumnos conozcan. Estas serán las normas que, cuando las rompan, den inicio al esquema de consecuencias que hemos descrito anteriormente. Trata de dejar que el grupo sugiera las normas básicas: tengan una charla en clase y escriban las ideas. Así los miembros del grupo se sentirán escuchados, verán que valoras sus opiniones y comentarios mientras también establecen las normas que cumplirán porque es de su autoría. Actúa como mediador para asegurarte de que las normas establecidas sean apropiadas. Algunas podrían ser, por ejemplo, no hablar cuando hable el maestro, respetar a los compañeros, hacer la tarea y el trabajo en clase.
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5
Procura mantener un ambiente creativo.
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6
Mantén la paz en el aula.
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7
Nunca decepciones a los alumnos cuando se te acerquen contándote sus problemas. Si bien sus problemas no están dentro del plan de estudios, trata de ayudar a los alumnos en Internet o en la biblioteca. Así ambos ganarán conocimiento.
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8
Pregúntales sobre lo esencial antes de enseñar un tema a profundidad.Sienta las bases que tus alumnos parezcan desconocer.
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9
Haz más preguntas básicas en clase en vez de preguntar algo que hayan aprendido ese día. Todos necesitamos tiempo para aprender.
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10
Crea competencias en un aspecto positivo.
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11
Cuando los alumnos se salgan del tema, ten la perspicacia de desviar su atención para que vuelvan a él.
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12
Gánate el interés de los alumnos hacia el tema en vez de ordenarles estudiar.
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13
Ten presente que cada tema en el libro tiene una aplicación práctica. No olvides tratar ese aspecto, pues es el más importante.
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